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Los instintos son impulsos que tenemos en común todos los animales del planeta. Lo que nos diferencia a los seres humanos del resto de los animales es la educación para equilibrar estos instintos a nuestra sociedad y poder llevar una vida adaptada al resto de los seres humanos.
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Esto significa que los instintos, aunque son aspectos biológicos, se pueden alterar. El ejemplo claro lo podemos ver en los animales domésticos, a los que educamos de forma que sus instintos salvajes quedan en un plano inferior.
El Eneagrama se centra en 3 grandes instintos que tenemos las personas: Instinto de transmisión, instinto de conservación e instinto social.
Todos tenemos estos tres instintos. De forma que no de ellos está muy desarrollado, el segundo lo tenemos como apoyo y el tercero sensiblemente apagado o subdesarrollado.
Instinto transmisor
Las personas con el instinto transmisor más desarrollado, tienen como secundario el instinto conservación y como subdesarrollado el instinto social.
La prioridad de este instinto es transmitir algo de ellos mismos al resto. Puede ser una transmisión de ideas, de emociones, genética… Lo importante para este instinto es dejar huella en el resto, tener algún tipo de influencia y ser visible para los demás. Busca ser deseado y su forma de actuar se basa en la atracción de los demás.
Aspectos positivos del instinto transmisor
- Son intensos y enérgicos
- Defienden su territorio y a los suyos
- Tienen un gran encanto y son atractivos
- Tienen afán de superación
- Gran orientación a objetivos
- Cuidan su imagen física e intelectual
- Capaces de motivar a su entorno
- Dejan huella a su alrededor
- Transmiten conocimientos
- Generan confianza
Áreas a mejorar por el instinto transmisor
- Prestan más atención a sus necesidades que a las de los demás
- Se pueden convertir en vanidosos y narcisistas
- Pueden llegar a ser dominantes en sus relaciones
- Les cuesta cuidar las relaciones sociales
- A veces se obsesionan con su imagen
- Se cansan de las cosas con facilidad. Buscan algo nuevo
- Suelen pecar de impacientes
Las personas con el instinto transmisor desarrollado suelen dar una imagen errónea de lo que son. Parecen egoístas y que piensan mucho en ellos mismos pero en realidad guardan una gran capacidad de amor hacia los demás.
Lo que ocurre, es que su instinto les lleva a interiorizar que siendo líderes, con seguridad, inteligentes, atractivos o dejando un legado van a lograr sobrevivir en este mundo y eso les lleva a focalizarse más en ellos mismos.
De hecho, esta es una muy buena práctica porque si quieres dar lo mejor a los demás, primero tienes que darte lo mejor a ti mismo, y esto lo hacen muy bien las personas con un instinto transmisor.
Tener estas cualidades, aporta mucho a su forma de ser y a la seguridad que obtienen los demás de ellos.
Necesitan atender más a su relaciones y no sólo cuidarlas cuando necesitan transmitir algo en concreto, relajarse ante la opinión de los demás.
Mejorando los aspectos del instinto de conservación, sin llegar a obsesionarse, lograrían equilibrar su estado. Por ejemplo, creando hábitos de deporte, alimentación sana, cuidado de su hogar.
Tienen que esforzarse por mejorar sus relaciones sociales llamando a menudo a sus amigos para interesarse por ellos, creando redes de trabajo, cuidando los detalles en sus relaciones.
Instinto de conservación
Las personas con el instinto de conservación más desarrollado, tienen como secundario el instinto social y como subdesarrollado el instinto transmisor.
La prioridad de este instinto es mantenerse seguro, protegerse a él y a su entorno, cuidarse y mantenerse tanto física como intelectualmente.
Están pendientes de conservar sus energías manteniendo un equilibrio de vida saludable, se preocupan por tener asegurados aspectos básicos para ellos, como el trabajo, un hogar, ahorros, buena salud.
También les preocupa el cuidado de las personas de su alrededor y de su entorno.
Aspectos positivos del instinto de conservación
- Tienen un fuerte vínculo con su hogar y sus relaciones
- Cuidan de su salud/hogar/trabajo
- Son ordenados y cuidadosos
- Son trabajadores y ahorradores
- Gestionan muy bien sus recursos
- Se adelantan a los problemas gracias a su intuición
- Detallistas, prudentes y precavidos
Áreas de mejora del instinto de conservación
- Les cuesta transmitir sus ideas y necesidades
- No se arriesgan y no están predispuestos a luchar por lo que quieren
- Viven la vida con poca intensidad
- Les asustan las experiencias nuevas, las aventuras
- Pueden llegar a ser algo tacaños
- Se llegan a obsesionar con el cuidado de las cosas o de la salud
No es fácil identificar este instinto en las personas ya que son las más prudentes a la hora de mostrarse. Tienen un fuerte sentido del cuidado de si mismos y del entorno, es decir, preocuparse de su hogar, su barrio, su pueblo o su país, en función de lo que esté en sus manos cuidar.
A la hora de viajar lo planifican todo, no suelen cambiar de empleo y los cambios no suelen llevarlos de forma cómoda. Tienen necesidad de vincularse con alguien tanto para protegerlo como para sentirse protegidos.
Pueden ser grandes líderes porque cuidan muy bien al equipo de trabajo, prestado atención a todos los detalles.
Mejorando su instinto social, consiguen equilibrarse olvidándose un poco del excesivo cuidado y disfrutando de la vida. Pensando menos si lo que hacen es poco saludable o arriesgado.
Necesitan enfocarse más en su instinto transmisor, expresando sus ideas, vendiéndose mejor al resto, mostrando mayor fuerza y carácter.
Instito Social
Las personas con el instinto social más desarrollado, tienen como secundario el instinto transmisor, en cambio el instinto de conservación lo tienen más olvidado.
Son personas muy orientadas a las relaciones sociales, mantener contactos activos, les encanta rodearse de gente y se preocupan por las personas. Suelen ser participativos en los grupos y son activos en las redes sociales. Les gusta organizar eventos, y quedadas en grupo.
- Crean relaciones de confianza
- Mantienen sus contactos en un largo plazo
- Se adaptan a los grupos
- Aportan unidad y armonía
- Saben cuidar sus relaciones sociales y son hábiles para detectar necesidades
- Les gusta divertirse y compartir momentos de ocio con otras personas
- Tienen interés por las personas
- Le dan excesiva importancia a la opinión que tienen los demás sobre ellos
- Pueden ser cotillas y llegan a criticar y juzgar a los demás
- A veces se sienten incómodos en los grupos y se vuelven callados y tímidos
- A menudo descuidan los hábitos saludables
- Son desorganizados y poco previsores
- Lo dejan todo para el último momento
El instinto social lleva a las personas que lo tienen muy desarrollado a volcarse en vivir experiencias con lo demás y a veces se olvidan de ellos mismos, especialmente, descuidan su instinto de conservación, lo que les lleva a descuidar su alimentación, priorizar el ocio al descanso, les cuesta mantener un orden y limpieza de su hogar e incluso pueden descontrolar el gasto económico.
Su fortaleza está en hacer grupo, en preocuparse por las personas y en mantener contacto con sus relaciones. Tienen una gran atención por los demás y poseen una habilidad especial para detectar lo que necesita la otra persona y proporcionárselo. Siempre están disponibles y les encanta compartir experiencias con otras personas.
Cuando se preocupan por su instinto transmisor, centrándose en estudios, trabajo u otras labores, rápidamente equilibran su lado social, ya que invierten más tiempo en ellos en lugar que en los demás.
Necesitan esforzarse para desarrollar más su instinto de conservación. Creando hábitos saludables como el deporte, la alimentación y el descanso suficiente. En los casos de descontrol económico, necesitan administrarse los ahorros de una forma más eficaz. Si esto les resulta muy complicado, no es mala idea delegar esta tarea en otra persona.
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